Deja un comentario En nuestro país, la promoción en materia de turismo que realizan la mayoría de las ciudades proviene del impuesto sobre hospedaje, implementado en el año 1995, el cual va de entre el 2 al 3 por ciento dependiendo la entidad federativa. Los encargados de recaudar esta contribución son los hoteles de cada ciudad y su uso se aplica de acuerdo a las políticas de cada estado.
Desde su creación, diversas son las etapas y movimientos que ha atravesado este impuesto, pues encontramos que en el caso de la Ciudad de México, en el año 2009, cuando era secretario de turismo de la capital Alejandro Rojas Díaz Durán, se incrementó el impuesto del 2 al 3 por ciento de manera temporal, con el argumento de que los recursos adicionales servirían para “fondear la celebración de la feria internacional de turismo de las américas, la cual se estaría llevando a cabo en septiembre de 2010” (hoy extinta) y que en 2011 disminuiría medio punto porcentual para finalmente en el año 2012 regresar al 2 por ciento (cuatro años después podemos decir que esto no sucedió).
En la capital el impuesto del hospedaje sirve para financiar las actividades que se generan en el fondo mixto de promoción turística de la Ciudad de México, entidad que ha sido duramente cuestionada por la opacidad con que se manejan sus recursos. En un breve análisis de las licitaciones realizadas, en materia de promoción por parte dicha institución, una constante llama la atención que en muchos de los casos las licitaciones se declaran desiertas ante esto las mismas se adjudican de manera directa; lo anterior podría no parecer nuevo o novedoso para quienes están familiarizados con el tema, lo extraño resulta al observar que las empresas beneficiadas con dichas adjudicaciones pertenecen o están ligadas a algunos de los consejeros, en lo que pudiera ser un claro conflicto de intereses.
La composición de la citada entidad en principio podría parecer plural y diversa, aunque la mayoría de los votos del consejo pertenecen al gobierno y solo 4 de ellos a organismos que representan a las empresas del sector turismo en la CDMX, sobra decir que en la ciudad de los palacios existen muchas otras organizaciones con un peso específico dentro del sector que no son ni remotamente tomadas en cuenta para participar, opinar o incluso proponer proyectos de interés gremial.
Otro caso acerca del manejo de recursos del impuesto al hospedaje lo encontramos en el hermoso estado de Puebla, mismo que en los últimos años, bajo la gestión de Roberto Trawitz Echeguren, ha alcanzado niveles de promoción y ocupación nunca antes vistos en esta entidad. Claramente con un amplio conocimiento de la industria sin chimeneas han eliminado el impuesto sobre hospedaje en el estado para convertirlo en un destino más competitivo a nivel nacional e internacional, logrando con la eliminación de dicho impuesto elevar el número de congresos y convenciones que reciben año con año. Con este recorte han obteniendo una mayor derrama económica para la entidad y por ende para otras actividades.
Hace apenas una semana el gobernador del Estado de México, Eruviel Avila Villegas, anunció durante la visita del secretario de turismo federal, Enrique de la Madrid que el destino decidirá a través de un consejo consultivo si este impuesto se irá a promoción o a infraestructura, ya que dijo los empresarios del ramo son quienes mejor conocen las necesidades del mismo.
Desde la perspectiva de la promoción turística no siempre tener más dinero significa hacerlo mejor.
