En Wichita, Kansas, una empresa diferente a Boeing, fabrica desde 2005 los fuselajes de los Boeing 737Max, que envía en trenes a la factoría de Seattle del titular de la marca, que ensambla las alas, los motores y termina el avión para entregar.
La empresa es Spirit AeroSystems, un proveedor externo clave para Boeing. Spirit no sólo trabaja para Boeing, pero el fabricante del avión es con diferencia el mayor cliente. Spirit tiene una fábrica en Irlanda cuyo cliente principal es Airbus. (United planta cara a Boeing: expandirá su flota sin el MAX 10)
Nada garantiza que las negociaciones vayan a acabar en acuerdo, según publica el The Wall Street Journal. Ahora mismo hay unos bancos que están llevando a cabo la intermediación.
La noticia provocó la inmediata subida del valor de Spirit, que subió un 15 por ciento, mientras que Boeing cayó porque obviamente esta operación para Boeing tendrá un coste financiero elevado en un momento delicado.
Spirit también ha quedado ‘tocado’ por el informe que hizo público la autoridad americana sobre la avería de la portezuela del 737 de Alaska Airlines. Pero otras versiones, el culpable es Boeing.
Spirit es una empresa importante, cuya facturación en 2023 fue de más de 6 mil millones de dólares, pero no tuvo beneficios sino más bien pérdidas.