Cada año, el 21 de junio marca el solsticio de verano en el famoso sitio arqueológico maya Chichen Itzá, en el estado de Yucatán, donde miles de personas se dan citan alrededor de la pirámide principal para presenciar un espectáculo visual que hace que las partes este y norte se iluminen, dejando en sombras las caras sur y oeste.
En el solsticio de verano, el sol llega a posicionarse de tal manera sobre la pirámide El Castillo, que se forma un efecto de luz y sombra en el que pareciera que la serpiente emplumada Kukulkán desciende por las 365 escalinatas de piedra. Este sitio arqueológico es uno de los principales atractivos que posee la península de Yucatán para los millones de turistas que visitan cada año Cancún y el Caribe mexicano.
Según la Secretaría de Turismo de México, la zona arqueológica de Chichen Itzá recibirá el mes de junio unos 188 mil visitantes que dejarán una derrama económica de 171 millones de dólares. Así mismo, se espera una ocupación del 47.2%, con 6 mil 452 turistas hospedados en cuartos de hotel durante este mes. En las inmediaciones de la zona de Chichen Itzá -declarada patrimonio de la humanidad por la UNESCO en 1988-, se cuenta con una infraestructura de 13 hoteles y 388 habitaciones.
Esta zona arqueológica es un centro ceremonial que comprende sitios como el cenote sagrado, el templo de las mil columnas, el juego de pelota, el observatorio y la pirámide de Kukulkán, esta última reconocida como una de las siete maravillas del mundo moderno. Para los mayas, el solsticio de verano marcaba el inicio de la recolección de los frutos y las cosechas, por lo que era de gran importancia para la agricultura y la economía de los pueblos originarios.