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El presidente del Gobierno de España, Pedro Sánchez, ha anunciado este lunes que seguirá en el cargo y que no dimitirá. Así lo ha confirmado en una declaración institucional tras el periodo de reflexión de cinco días que inició a raíz de la apertura de diligencias previas contra su mujer, Begoña Gómez, por posible tráfico de influencias con empresas que acabaron recibiendo ayudas estatales o se adjudicaron en contratos públicos, en especial Air Europa.
Sánchez ha aprovechado su intervención para denunciar “la campaña de descrédito” que asegura llevan sufriendo él y su esposa “durante 10 años”. Acusa a los medios de comunicación y a sus rivales políticos de difundir “bulos deliberados que obligan a las víctimas a demostrar su inocencia”, así como de intentar “relegar a la mujer al ámbito doméstico”.
Su declaración llega después de la presentación de una querella por parte de Hazte Oír contra Begoña Gómez por presunto tráfico de influencias en el rescate de 475 millones de euros a Globalia. Se suma a la demanda interpuesta por Manos Limpias que supuso la apertura de diligencias previas por parte del Juzgado de Instrucción número 41 de Madrid para investigar sus vínculos con empresas que acabaron recibiendo ayudas estatales o se adjudicaron en contratos públicos (Air Europa: amenazan llevar a Sánchez a los tribunales por el rescate).
El Gobierno español afronta en las últimas semanas un alud de pruebas sobre irregularidades en la contratación de mascarillas durante la pandemia, con comisionistas profesionales como Víctor de Aldama que han acreditado una relación directa y frecuente con la cónyuge del presidente Sánchez durante la negociación y formalización de estos pedidos.
Víctor de Aldama, vinculado también estrechamente con el secretario general de la OMT, Zurab Poloikashvili, intervino igualmente en la recogida de maletas que llevaba en su avión la vicepresidenta venezolana Delcy Rodríguez, sobre cuyo suceso el asesor ministerial Koldo García dijo que era el único tema que no podía hablar «ni muerto».
El aluvión de comportamientos sospechosos en torno al jefe del Ejecutivo español se extendía también a su círculo más familiar, incluyendo a su hermano y a su padre, en el primer caso por su residencia en Portugal con ventajas fiscales, y en el segundo por su nexo con la recepción de ayudas públicas comunitarias.
Sánchez afrontaba también un deterioro en el control de su partido ante el empuje en las federaciones regionales de líderes contrarios a su corriente, lo cual ha conseguido opacar gracias a su inédita pausa de cinco días en los cuales los medios han sobreexpuesto los apoyos públicos para presentarlos como un clamor con el que el presidente español ha justificado su continuidad.
Junto a las denuncias de irregularidades en su gobierno y en su familia, al deterioro del control de su formación política se sumaba el aislamiento internacional en su propuesta de pedir el reconocimiento del Estado de una Palestina cuyo dominio lo ejerce actualmente Irán mediante grupos terroristas como Hamás.
Sánchez ha avisado que se basará en esta percepción de popularidad para legitimar una ofensiva para frenar las difamaciones contra políticos, pese a haber encabezado él mismo recientemente la propagación de un bulo contra la esposa del líder de la Oposición española, el popular Alberto Núñez Feijóo, desmentido a los pocos minutos por el propio periódico que lo lanzó.
El momento elegido para esta pausa de reflexión de cinco días con los que mantener en vilo a España sobre su continuidad ha coincidido con el arranque de la campaña electoral en Cataluña, y en la previa de los comicios europeos de comienzos de junio, por lo que el presidente español ha instado así en su discurso a la necesidad de movilizar a su votante, y con el rédito que acreditan que se haya disparado en la intención de voto al victimizarse y apelar a razones emocionales.
Las reacciones de periodistas en las ruedas de prensa en España han coincidido en preguntar a Feijóo si cree que esta escenificación obedece a una posible tentativa para reducir la independencia del poder judicial con la que desacreditar los procesos en su contra, además de una estrategia electoral en línea con la marcada por el expresidente José Luis Rodríguez Zapatero, que en su última campaña en 2008 fue descubierto por un micro pidiendo a un periodista amigo: «Tensión, nos conviene que haya tensión».
Las pruebas en torno a un posible delito de tráfico de influencias por parte de Begoña Gómez abarcan desde el reconocimiento que recibió unos pagos de Globalia para patrocinar el instituto del que forma parte, así como dos visitas a la sede de la dueña de Air Europa para reunirse con Javier Hidalgo en plena negociación para el que luego fue el mayor rescate estatal de la historia.
El comisionista Víctor de Aldama, asimismo, contratado por Air Europa, también ha admitido varios encuentros con la esposa del presidente del Gobierno español, a quien se le acusa de no haber desmentido estas evidencias ni a dar explicaciones sobre las diversas actuaciones que fundamentan las sospechas.
